sábado, 21 de junio de 2008

OTROS LIBROS

1982

Formación regional y burguesía agraria en México, Editorial ERA, México.


En los últimos tiempos ha crecido en México el interés por la investigación regional. Si dejamos de lado los estudios que parten de la visión estructural-funcionalista de la estratificación social, puede decirse que aún son contadas las aportaciones para el análisis de las relaciones de clases a escala regional. De allí la importancia de este libro de Héctor Díaz-Polanco. El autor, en efecto, desde la perspectiva crítica de las clases, desentraña el conjunto de circunstancias que condujeron a la aparición de la burguesía agraria en una región característica de El Bajío; precisa su composición interna por fracciones y sus diferentes mecanismos de acumulación de capital; examina los motivos de sus pugnas internas, la estructura social de la zona, y finalmente las organizaciones y procedimientos mediante los cuales la burguesía ejerce su dominación.

Este libro, sustentado en materiales de archivo y en una amplia investigación de campo, es un aporte a este tipo de estudios, indispensables para acceder a un nivel de concreción mayor en el conocimiento del agro mexicano. (Editorial ERA).

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1983

Las teorías antropológicas. El evolucionismo, tomo 1, Editorial Línea, México. [2a. edición, Editorial de la UASD, Santo Domingo, 1987; 3a. edición, Juan Pablos Editor, México, 1989].

La antropología, con las características y contornos modernos que le son propios, surge estrictamente hablando en el siglo XIX. En esta centuria delimita gradualmente su objeto, define un cambio de interés, desarrolla un enfoque teórico y adopta procedimientos analíticos que la marcarán profundamente.

Durante ese trance, la antropología adquiere su silueta propia, alcanza cierto prestigio y respetabilidad profesional e incluso llega a trasponer los muros universitarios, convirtiéndose –-de la mano de E. B. Tylor— en una disciplina académica. El enfoque que identificará el pensamiento antropológico moderno en sus inicios es global denominado evolucionismo. Este cristaliza en los primeros lustros que corren a partir de la segunda mitad del siglo pasado e impera durante lo que resta del mismo, permeando las ideas de la época, especialmente en los países de Europa occidental.

Pero el pensamiento evolucionista no es la consecuencia de una repentina explosión o estructuración de ideas alrededor de ciertos principios o postulados que revisten una originalidad radical. Tampoco surge con absoluta independencia de ciertas condiciones sociales, políticas y económicas específicas. Más aún, la situación histórica que incuba la perspectiva evolucionista impide, al mismo tiempo, que ésta pueda reinar soberanamente como la única interpretación de los fenómenos sociohistóricos y que sustente un proyecto político indiscutido. No hay que olvidar que la era del evolucionismo es también el tiempo del positivismo y de la eclosión de diversas corrientes socialistas, particularmente del marxismo.

El libro estudia las condiciones históricas que dan origen al evolucionismo, su cuerpo teórico-metodológico, sus vínculos y contradicciones con el marxismo y, finalmente, las nuevas corrientes teóricas de la antropología que combaten al primero y buscan desplazarlo.

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1985

La cuestión étnico-nacional, Editorial Línea, México. [2a. edición, Editorial Fontamara, México, 1988].

Este libro reúne un conjunto de ensayos sobre la problemática étnica y nacional en América Latina. Los trabajos poseen una unidad básica que se sustenta en el desarrollo de varias tesis centrales, las cuales sirven de plataforma para el desarrollo de las principales argumentaciones. Dichas tesis intentan replantear, a partir de nuevos enfoques, algunos de los principales problemas que se debaten alrededor de la cuestión étnico-nacional, arrancando de una crítica de los planteamientos tradicionales, particularmente de los enfoques indigenistas.

Los temas que abarca esta recopilación son complejos y a menudo difíciles de abordar, dado que varios de ellos apenas comienzan a ser estudiados sistemáticamente. Asimismo, la búsqueda de su dilucidación provoca con frecuencia enconados debates. De ahí el sabor polémico que caracteriza buena parte de los textos incluidos en este volumen. Como anexos, el libro contiene también varios documentos que pueden ser de gran utilidad para los lectores interesados en conocer directamente los asuntos debatidos.

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1987

Ensayos sobre teoría y metodología sociales, Editorial de la UASD, Santo Domingo.

Los trabajos reunidos en este volumen tienen en común el tratamiento de diversos problemas de carácter metodológico. Debido a la ampliación del horizonte teórico en nuestros ámbitos académicos, al incremento en el número de investigaciones que se llevan a cabo y a los nuevos retos que la crisis sociopolítica de Latinoamérica ha puesto de relieve (para sólo mencionar las causas más evidentes), las cuestiones teórico-metodológicas han recobrado vigencia y son motivo de amplias discusiones.

Esta reanimación del asunto justificaría por sí misma la reunión de los escritos que componen este libro, los cuales abordan temas como: teoría y categorías en el pensamiento clásico de Marx, Durkheim y Weber; los tipos de dominación weberiana y sus vínculos; el funcionalismo y su crítica, y, en fin, otros asuntos relacionados con la antropología y el marxismo, el estudio de la llamada cuestión étnica y la crítica del indigenismo integracionista.

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1987

Etnia, nación y política, Colección Principios, Juan Pablos Editor, México [2a. edición, 1990].

Los textos que recoge esta obra abordan diversos temas centrales de la cuestión étnico-nacional en América Latina: los derechos históricos de los grupos étnicos y la democracia en el marco de los procesos de cambio; las antinomias indigenistas y etnicistas que atraviesan los enfoques de lo nacional y lo étnico en la perspectiva de los proyectos políticos; el papel ideológico y político que juegan los “tanques pensantes” del imperio (especializados en el análisis y el control de las organizaciones indígenas) en el contexto de la estrategia contrainsurgente que desarrolló el gobierno norteamericano, especialmente en Centroamérica, durante los años ochenta; la manipulación de las reivindicaciones étnicas que realizó la administración reaganiana, en particular en Nicaragua y Guatemala, como parte de sus planes para detener los avances de las masas indígenas y destruir las conquistas populares; las respuestas -a veces novedosas y democráticas- que comienzan a dar los movimientos indígenas.

La preocupación fundamental de estos ensayos es poner de manifiesto el carácter eminentemente político de los fenómenos étnico-nacionales. La obra reúne primeros acercamientos a puntos básicos que deberán ser desarrollados y profundizados a partir de la discusión y el debate de una cuestión que, como la étnico-nacional, requiere la atención de todos aquellos que se pronuncian y luchan por una sociedad justa y democrática.

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2003

Sergio Bagú/H. Díaz-Polanco, Identidad continental/Indigenismo y diversidad cultural, Universidad de la Ciudad de México (UCM), Posgrado en Humanidades y Ciencias Sociales, México.

La reflexión acerca de lo que podemos llamar el conocimiento latinoamericano con una visión continental, responde a la vieja inquietud por reconstruir lo común y lo dinámico que hay en el pasado y en el presente de América Latina. Al reconstruir el proceso histórico, se advierte que el conjunto de países que hoy llamamos latinoamericanos empezó a descubrir similitudes de conformación y de problemáticas contemporáneas en un momento determinado que bien puede ubicarse a principios del siglo XX.”

Sergio Bagú

“Frente a la presencia histórica de las luchas por la identidad indígena, es imposible eludir, actualmente, el necesario debate teórico y político sobre la diversidad cultural, sin correr el peligro de caer en renovados proyectos homogeneizadores de derecha o izquierda.”

Héctor Díaz-Polanco

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1979

Víctor Bravo et al., Teoría y realidad en Marx, Durkheim y Weber, Juan Pablos Editor, México [7a. edición 1987].

Los ensayos de este libro proponen una revisión crítica y comparativa de algunos aspectos teórico-metodológicos de los tres clásicos del pensamiento sociológico que mayor influencia ejercieron, y continúan ejerciendo, en las ciencias sociales contemporáneas: Marx, Durkheim y Weber.

Se podría argumentar, como lo hace Alfred North Whitehead, que “una ciencia que duda en olvidar a sus fundadores está perdida”. Sin embargo, hay que considerar también la aguda y pertinente acotación de Alvin Gouldner, en el sentido de que “para olvidar algo, primero hay que conocerlo. Una ciencia ignorante de sus fundadores no sabe cuánto camino lleva recorrido ni en qué dirección; por lo que también estaría perdida”.

Víctor Bravo analiza el problema de la construcción del objeto en Marx, Durkheim y Weber; Héctor Díaz-Polanco explora la cuestión relativa a la naturaleza de las categorías analíticas en los mismos autores, y Marco A. Michel aborda el tratamiento de las nociones de tiempo y realidad en los susodichos clásicos. Finalmente, en un cuarto ensayo, Díaz-Polanco proporciona un panorama del proceso de reconstrucción y reelaboración del pensamiento estructural-funcionalista en los cruciales años sesenta y setenta, esto es, una especie de “examen de la piel del camaleón”.

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1979

Indigenismo, modernización y marginalidad, Juan Pablos Editor, México [4a. edición 1986].

El volumen agrupa varios ensayos cuyo común denominador es el interés por el entendimiento de los diferentes conjuntos socioeconómicos que manifiestan inserciones específicas en el actual sistema capitalista, razón por la cual tales grupos han recibido diversas denominaciones, como “marginados”, “desintegrados”, etcétera.

En las últimas décadas, las ciencias sociales han realizado un gran esfuerzo teórico encaminado a conceptuar las condiciones de vida y de reproducción de los mencionados grupos sociales. De tal esfuerzo ha resultado un impresionante número de interpretaciones y de consecuentes propuestas para buscar soluciones a lo que se ha visualizado como un problema cuyo tratamiento está íntimamente relacionado con el “desarrollo” socioeconómico. Lo que más resalta de este trabajo de conceptualización es la gran heterogeneidad teórica y metodológica que, en un primer acercamiento, parecen manifestar los análisis que se han ocupado del asunto: desde la teoría indigenista, de la modernización, de la marginalidad, hasta los diversos enfoques del fenómeno migratorio. Sin embargo, es posible que detrás de la aparente falta de unidad se encuentren ciertos núcleos clave que permitan reconstruir la perspectiva estratégica que sistemáticamente está orientando los estudios.

Así pues, un intento de retomar la problemática mencionada debería partir de una reconsideración de los diferentes enfoques que, hasta el momento de la publicación del libro, se habían utilizado para estudiar a los grupos “marginados”. Se trata de revisar críticamente sus fundamentos, su cuerpo categorial, sus modelos explicativos, etcétera, a fin de desbrozar el camino para un posterior trabajo de reelaboración teórica que conduzca a concepciones más adecuadas. Esa revisión crítica probablemente nos pone en condiciones de mostrar la línea maestra —aunque oculta— que está normando los enfoques desplegados.

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1984

(con Laurent Guye Montandon), Agricultura y sociedad en El Bajío (siglo XIX), Juan Pablos Editor, México.

El libro fue concebido y realizado originalmente con el objeto de examinar los procesos socioeconómicos y políticos que antecedieron y determinaron la conformación de una estructura agraria de corte capitalista en una zona característica de El Bajío mexicano. El primer propósito de los autores era analizar los rasgos distintivos y los patrones de comportamiento de una clase particular (la burguesía agraria) en una región abajeña, considerando desde luego la estructura de clases en que se insertaba y el sistema productivo en que sustentaba su reproducción.

Ahora bien, en la medida en que la investigación propuesta partía de un conjunto de postulados sobre el significado que había tenido la aparición de esta burguesía agraria —desde el punto de vista de la transformación de la estructura de la tenencia de la tierra, del sistema productivo mismo, de las relaciones sociales emergentes, de la importancia de las actividades terciarias (en especial del comercio de granos), del papel sociopolítico de la élite rural, etcétera— resultó cada vez más necesario conocer con algún detalle en qué momentos y de qué manera se habían producido efectivamente los puntos de ruptura que permitían reconocer la originalidad de la actual formación regional y de la clase agraria que se constituye en el núcleo preeminente del poder socioeconómico y de la dominación política. Como ya se ha indicado con otras palabras, "era preciso, pues, estudiar etapas históricas anteriores a la reforma agraria a fin de estar en condiciones de establecer cuáles fenómenos eran en realidad históricamente novedosos y cuáles, en cambio, se observaban operando en el curso de procesos más largos que respondían a las particularidades de cada fase de la formación regional, condicionada esta última, a su vez, al desarrollo de la nación en su conjunto". El resultado de ese esfuerzo es el texto que ahora ofrecemos al lector.

La obra es, en realidad, una viñeta de la estructura social y agraria del Valle abajeño durante el siglo XIX, contemplado según una periodización que incluye tres grandes fases, a saber, la que va desde la Independencia hasta la Reforma, la que involucra las medidas liberales y sus consecuencias socioeconómicas y, finalmente, la que abarca los procesos que tienen lugar a lo largo del porfiriato, durante el cual -como lo recuerda Luis González y González- "el Bajío de Guanajuato, volvió a llamarse el granero de México". Este texto, por lo tanto, concluye en el punto en que comienza el desarrollo del ya citado libro Formación regional..., y en tal sentido ambos constituyen una unidad. Por todo ello, se entiende que el interés hacia la sociedad agraria decimonónica de Valle de Santiago respondía menos a una curiosidad "histórica" que "sociológica"; es decir, los autores estaban más preocupados por el presente que por el pasado. Ello seguramente influyó en el tipo de análisis que se intenta en el trabajo. Es preciso indicar, finalmente, que en cierto modo este libro se inserta en la atmósfera de renovado interés por los estudios regionales y micro regionales.

Dichos estudios no son ni pueden ser intentos de abandonar o restar importancia a los análisis de espacios o procesos más amplios; tampoco responden a un propósito empirista que deja de lado los esquemas teóricos, mientras se persigue la ilusión de acercarse directamente al "dato" o a los "hechos". Se trata en rigor de poner a prueba esos enfoques teóricos en contextos o espacios específicos, cuya rica sustancia y compleja riqueza continuamos descubriendo. Al mismo tiempo, los estudios regionales permiten observar cómo se expresan singularmente los procesos que definen una formación social y, al mismo tiempo, en qué grado tales particularidades contribuyen dialécticamente a determinar el devenir de totalidades mayores. El presente libro procura colocarse modestamente en esta perspectiva. En qué medida ello se haya conseguido, lo decidirán los lectores.

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1992

El fuego de la inobediencia. Autonomía y rebelión india en el obispado de Oaxaca, CIESAS, México.

En 1660 estallaron rebeliones contra la autoridad de los alcaldes mayores y corregidores en varias provincias del Obispado de Oaxaca. El movimiento político comenzó en Tehuantepec y, en breve, se extendió por Nexapa y Villa Alta. Indígenas zapotecos, mixes, chontales y huaves de centenares de comunidades, mantuvieron el control de sus territorios durante un año. Se trató del más grave desafío que enfrentó el gobierno colonial durante el siglo XVII.

Funcionarios virreinales, miembros del clero y oficiales españoles que intervinieron en algún momento en la resolución de los alzamientos, percibieron la rebeldía de los indígenas como un fuego malévolo y amenazador que se había apoderado del espíritu de los nativos, y evaluaron los acontecimientos como un incendio que podía extenderse por toda Nueva España.

Tal apreciación de los hechos estaba en correspondencia con el serio reto que representaba para los intereses de un sector del bloque dominante -cuya composición se examina en el cuerpo de la obra- una rebeldía que obstaculizaba la plena realización de los negocios ilícitos y el ejercicio del poder despótico en las etnorregiones novohispanas. Las prácticas económicas extralegales dependían de la autoridad ilimitada de ese grupo. La autonomía que reclamaban los pueblos indios (para elegir a sus propias autoridades, evitar los abusos en sus comunidades, practicar libremente sus intercambios y comercios según las leyes y ordenanzas, etc.), y cuyo desprecio sistemático había sido una causa fundamental de los actos de insubordinación, chocaba contra los hábitos instaurados por los funcionarios provinciales en complicidad con las más encumbradas autoridades novohispanas.

La obra reúne ensayos que abordan diversos temas relacionados con las rebeliones indígenas de 1660 (el control regional y los repartimientos, los papeles de la élite india y del clero, los espacios étnicos y los circuitos comerciales, etc.) a la luz de nuevos enfoques y de información extraída del Archivo General de Indias (Sevilla) y el Archivo General de la Nación (México). El volumen incluye también un conjunto de valiosos documentos, hasta ese momento no publicados.

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1992

y Carlos Manzo (comp.), Documentos sobre las rebeliones indias de Tehuantepec y Nexapa (1660-1661), Colección Miguel Othón de Mendizábal, CIESAS, México.

Las rebeliones que se iniciaron el 22 de marzo de 1660 en la ciudad de Guadalcázar, provincia de Tehuantepec, revisten enorme importancia. Fueron movimientos multiétnicos que se extendieron por provincias enteras y constituyeron un vigoroso alzamiento que puso en cuestión las formas de dominio y explotación que funcionaban como la columna vertebral del sistema en las etnorregiones novohispanas y particularmente en el sur del reino. La Rebelión de Tehuantepec es justamente reputada como la más trascendental jornada contra la opresión en la Nueva España del siglo XVII, y como uno de los hitos de los innumerables combates que, por su autodeterminación, realizaron los pueblos a lo largo del período colonial.

Los indios rebeldes de las regiones sureñas protagonizaron uno de los momentos cumbre de las luchas proteicas que culminarían con la independencia de México. Los pueblos indios esbozaron los principios de un proyecto de autonomía con alto contenido subversivo. Ilustración de su influencia es que, durante un largo período, cuando los indígenas querían manifestar su inconformidad amenazaban con “hacer Tehuantepec”. Todo ello explica la violenta reacción del gobierno colonial contra los rebeldes.

El corpus documental que aquí se ofrece (procedente del Archivo General de Indias de Sevilla y del Archivo General de la Nación de México) contiene materiales valiosos para el estudio de las rebeliones indígenas en la sociedad novohispana, por cuanto aportan elementos para apreciar las condiciones socioeconómicas y políticas capaces de desencadenar estallidos populares, así como para reconocer los agravios, las metas y reivindicaciones de los pueblos indios. Las situaciones de emergencia constituyen, además, una buena ocasión para observar los conflictos que se originan en el seno del grupo dominante, permiten conocer las maniobras de las autoridades españolas en esos momentos críticos, así como los recursos ideológicos, políticos, militares y de otro tipo que desplegaron para afrontar las rebeldías.

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1995

Noam Chomsky et al., Chiapas insurgente. 5 ensayos sobre la realidad mexicana, Txalaparta, Navarra.

Para el profesor Noam Chomsky y los demás autores que integran esta obra, la protesta de los campesinos indígenas de Chiapas es sólo un preludio de las bombas retardadas que están a punto de explotar, sembradas en México y en otros lugares.

El enorme impacto político y moral que ha tenido la revuelta zapatista sólo se entiende por su ineludible dimensión continental e incluso planetaria. En el nuevo orden mundial, en el anunciado final de la historia, resucitan los zapatas, las naciones indígenas y las revueltas populares, que cuestionan el proyecto neoliberal y anuncian que con injusticia nada va a ser definitivo.

Numerosos trabajos periodísticos nos han acercado ya a los encapuchados de la selva y los Altos de Chiapas. Faltaba un libro como éste, para analizar las raíces y el contexto que ha posibilitado esta primera explosión. (Editorial Txalaparta, Navarra, 1995).

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1999

La antropología social en perspectiva, Colección Aprender a Aprender/Serie Ciencias Sociales/Videoteca de Ciencias y Humanidades, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), México.

En este opúsculo se revisa la evolución de la antropología –en cuyo seno coexisten múltiples especialidades, ramas y subdisciplinas-, desde su origen a fines del siglo XVIII, hasta la actualidad. Se trata de la conferencia magistral pronunciada en el CIICH, como parte del proyecto Aprender a Aprender, impulsado por el doctor Pablo González Casanova.
La antropología, dice el autor, ha experimentado transformaciones sustanciales. Desde hace casi dos siglos, la contienda entre liberalismo y relativismo ha dificultado la armonización entre razón y cultura, entre universalidad y particularidad. Se analizan las dos grandes fases por las que atraviesa dicha contienda: la primera abarca el período de constitución de los Estados-nación, marcada por el triunfo del universalismo racionalista, que da lugar a naciones políticamente unificadas, pero social y culturalmente diversas (pluriétnicas, multiculturales, multinacionales); la segunda, iniciada después de la Segunda Guerra mundial, tiene como signo el renacimiento del relativismo, que acepta una diversidad que sólo puede fundarse en lo sociocultural.
El autor analiza también los principales rasgos de la antropología, así como las corrientes fundamentales que la han caracterizado desde sus inicios: evolucionismo, difusionismo, culturalismo, estructural-funcionalismo, etcétera.

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Héctor Díaz-Polanco, La antropología social en perspectiva, en Pablo González Casanova (coordinador), Hira de Gortari Rabiela, Héctor Díaz-Polanco, Alberto Aziz Nassif, Marcos Roitman Rosenmann, Ciencias sociales: algunos conceptos básicos, Siglo XXI Editores, UNAM-CIICH, México, 1999.


Las ciencias sociales viven hoy en una desmesura cercana a la catarsis. La multiplicidad de temas y problemas tratados, la diversificación de sus enfoques y métodos, su fragmentación en múltiples especialidades y subdisciplinas constituyen un proceso que es, al mismo tiempo, depurador y vigorizante. Las grandes certezas de la tradición entran en crisis; incluso, algunas antiguas verdades desaparecen. Pero la tradición sobrevive, muta y renueva.

Los linderos de las ciencias sociales —el espacio teórico-cultural de las fronteras— han sido campo fértil para la novedad y la renovación. En dicho espacio pueden tenderse puentes: se alcanzan los contornos de otras ciencias, se acogen sus concepciones y, con ellas, se amplía la visión de una realidad que, desde cualquier punto de vista, se encuentra en constante cambio.

La reestructuración de las ciencias sociales se verifica en las diversas disciplinas que la conforman, y que son abordadas en este texto. Los análisis que se brindan aquí sobre la sociología, la política, la antropología y la historia dan cuenta de sus tradiciones y mudanzas; de sus diálogos y de los procesos de hibridación disciplinaria; de las tensiones y retos que hoy enfrentan.

Más allá de la especificidad de cada una de las disciplinas analizadas existe un paisaje teórico común y un horizonte intelectual que parece también compartirse. Los autores registran los grandes cambios que condujeron a la fragmentación teórica y disciplinaria. En todos los casos se reconoce el acercamiento de la disciplina en cuestión a otras disciplinas de las ciencias sociales; algunas veces, incluso a las ciencias de la materia y de la vida. Describen también la multiplicación de teorías y métodos de análisis para abordar los viejos y nuevos problemas.

Pero el clima cultural de la diversidad también incluye otros horizontes. Los que aquí se defienden aceptan una diversidad que no renuncia a la política. Algunos, incluso, propugnan la construcción de un nuevo paradigma: uno que corresponda a una sociedad hecha de muchas sociedades no excluyentes.

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